viernes, 31 de julio de 2015

La escuela secundaria ya no responde a la cultura actual.

La primera pregunta para cambiar algo es “¿por qué?”. Estas dos palabritas pueden ser revolucionarias. ¿Por qué esto se hace de tal manera?; ¿podría hacerse de otra?.
La escuela media ya no responde a la cultura actual.
Leí alguna vez que la Lic. Inés Aguerrondo decía algo más o menos así: ¿qué sucedería si alguien que vivió en el siglo XIX reviviera y pudiera entrar en un Centro Médico actual?; probablemente vería un montón de cosas que lo asombrarían, sobre todo la tecnología puesta al servicio de la salud; los cambios que notaría serían muchos. Ahora bien, ¿qué sucedería si esta misma persona, en lugar de ver un Centro Médico viera una Escuela?; tal vez no le sería tan diferente a lo conocido en su época: bancos, pizarrones, tizas, aulas, todo más o menos como entonces.
La escuela secundaria tiene una organización perimida en relación a la cultura actual, afirma la Lic. Guillermina Tiramonti (http://sintesiseducacion.blogspot.com.ar/2015/07/clarin_52.html)
“La escuela secundaria está organizada en bloques de materias que se cursan todas juntas en un año y, si no se aprueban todas con excepción de dos, se repite todo aunque ya se haya aprobado.”
¿Por qué?; ¿podría cambiarse este modelo?.
“Hoy en general hay consenso entre los especialistas acerca de que es necesario cambiar este sistema, en favor de un sistema basado en trayectorias personalizadas.
La idea sería que los alumnos avanzaran en la aprobación de las diferentes disciplinas sin tener que pasar por la experiencia de repetir, que no solo no tiene ningún valor pedagógico, sino que finalmente condiciona el abandono.”

miércoles, 29 de julio de 2015

Ante nuevas generaciones de jóvenes, se necesitan imperiosamente cambios en el sistema educativo

Hace casi treinta años que trabajo en las aulas y pasé por todos los niveles. Pero desde hará más o menos una década o un poco más, vengo escuchando en las salas de docentes, especialmente de nivel primario y secundario, “no doy más”, “me quiero jubilar”, “si pudiera trabajaría en otra cosa”. En mi caso, viendo cómo fue cambiando paulatinamente la sociedad y la escuela también, en el 2008 dejé la secundaria, pudiéndome dedicar a otra cosa. El cambio no fue gratuito, ya que dejé muchas horas titulares pero ganando en salud y alegría. Actualmente continúo en la docencia en nivel terciario y en una suplencia en un Equipo de Orientación Escolar en escuela primaria. En todas las épocas hubo materias que no eran del agrado de los alumnos, pero hasta hace unas décadas todos los que hemos sido estudiantes sabíamos que teníamos que soportarlas estoicamente. Hoy día ya no es así. Los jóvenes no están dispuestos a recibir lo que les den, por más bueno que fuere. Hoy imponen sus deseos, que en muchísimas ocasiones no se ajustan a lo que pretende ser una escuela. Muchos no quieren estar en un aula; van porque sus padres los mandan, porque el Estado los obliga o porque cobran un plan por estar sentados en un banco. En no pocas ocasiones hay jóvenes que entran alcoholizados o drogados a la escuela. En este estado de cosas, ¿cómo hace un docente para poder enseñarle a alguien que no quiere aprender, al menos que no quiere aprender lo que le plantea la escuela?. ¿De qué tiene que disfrazarse el docente para poder dar sus clases?.